Edgar Allan Poe, un hombre que a
lo largo de su vida estuvo acompañado por el infortunio, la tristeza, y el
dolor. Un personaje calificado como loco, un ser humano que al recorrer la
historia de su vida, pareciera que esta fue sacada de una película trágica, en
la que puede encontrarse en medio del dolor sentimientos tan sublimes y escenas
enmarcadas con la belleza extraña que puede encontrarse en medio de la
melancolía y la bohemia. Belleza que por cierto, solo algunas personas logramos apreciar, esa
belleza oscura un amor por lo tenebroso y lo oculto, una admiración y cierta
sensación de bienestar producida por el sentimiento melancólico, por la soledad
y por la decadencia en el espíritu. Hablar de estos conceptos es equivalente a
hablar de POE – sía.
La vida de Poe, comienza con su
nacimiento el día 19 de Enero de 1809 en Baltimore, Estados Unidos y desde los
inicios de su vida se ve envuelto por el infortunio ya que un año después de su
nacimiento su padre lo abandona y al año siguiente cuando Edgar solo tenía dos
años fallece su madre como producto de la tuberculosis. A partir de este
momento un matrimonio caritativo se encarga de adoptarlo, mientras sus abuelos
en Baltimore se encargan de su hermano mayor y otra familia se encarga de su
hermana.
Afortunadamente el padrastro de
Edgar es un acaudalado comerciante, lo que permite que este reciba una
educación privilegiada y de la mejor calidad durante el desarrollo de su vida,
aunque nunca logran establecer un vínculo afectivo debido a la arrogancia que
caracterizaba al padrastro de Edgar y a los constantes problemas y discusiones
que mantenían los dos. Al llegar a los 16 años, Edgar encuentra su primer amor
Sarah Elmira Royster, con quien mantiene una relación sentimental previo al
inicio de sus estudios en la Universidad de Virginia. En una carta enviada a un
amigo Sarah describe a Poe de la siguiente forma:
-“Edgar era un muchacho muy
guapo, no muy hablador. De conversación agradable, pero de comportamiento más
bien triste. Nunca hablaba de sus padres. Estaba muy ligado a la señora Allan,
así como ella a él. Era entusiasta, impulsivo, no soportaba la menor grosería
verbal”.-
En 1826 Edgar ingresa a la
universidad de Virginia, donde comienza a tener contacto con el licor y los
juegos de azar, y donde rompe definitivamente relaciones con su padrastro, pero a pesar de esto despierta la admiración
de sus profesores y amigos como producto de su intelecto aplicado a las lenguas
y la traducción. Desafortunadamente un año después abandona la Universidad y
debido a su insuficiente capacidad económica para mantenerse, decide enlistarse
en las fuerzas militares donde publicó su primer libro “Tamerlan y otros
poemas”, el cual era una recopilación de escritos que había comenzado a
realizar desde los catorce años. Luego de varios acontecimientos Poe es
expulsado de las fuerzas militares debido a su carácter, y la desobediencia de
órdenes de sus superiores, este es llevado a corte marcial donde se declara
inocente a sabiendas de que esto le ocasionaría el retiro permanente de la
academia.
Luego de algunos años Poe entra
en una etapa crucial en su vida, en la cual suceden acontecimientos que lo
marcaran para siempre. Con su regreso a Baltimore Edgar se enamora de su prima
Virginia Clemm, de tan solo 13 años con la cual contrae matrimonio el 22 de
septiembre de 1835, durante varios años Poe vive con su tia-suegra y su esposa,
además se desempeña como escritor en diferentes diarios hasta que llega una
tarde de enero de 1842, en la que se produce un acontecimiento decisivo en las
vidas de Poe y familia. Su esposa, Virginia, muestra los primeros signos de
consunción propios de la enfermedad hoy conocida como tuberculosis. Como
extraído de una añeja novela romántica, Julio Cortázar lo relata así en su
biografía:
-“Poe y los suyos tomaban el té
en su casa, en compañía de algunos amigos. Virginia, que había aprendido a
acompañarse en el arpa, cantaba con gracia infantil las melodías que más le
gustaban a «Eddie». Súbitamente su voz se cortó en una nota aguda, mientras la
sangre manaba de su boca.”-
A partir de este momento, el
dolor, la tristeza y la ansiedad que habían estado ocultas en la vida del
escritor son liberadas, y comienza un descontrolado consumo del licor y algunas
referencias apuntan al consumo de drogas como mecanismo de salida al dolor que
le ocasionaba el estado de salud, de su pequeña esposa, de aquella mujer que
era toda su vida y felicidad, de con quien se decía que existía un amor tan
puro que la relación entre los dos nunca llegó a consumarse.
Durante este periodo critico en
la vida de Poe, surge su obra cumbre “El
Cuervo”, hasta que llegó el terrible golpe; la muerte de su esposa un 30 de
Enero de 1847. A partir de la muerte de Virginia, la conducta del escritor es
la del que “ha perdido su escudo y ataca, desesperado, para compensar de alguna
manera su desnudez, su misteriosa vulnerabilidad». Se dice que en sus noches de dolor en medio del Licor y la oscuridad de la noche, el escritor visitaba la tumba de Virginia y amanecía al lado de la lápida de su esposa. Cada vez más inestable,
intentó cortejar a otra mujer: Sarah Helen Whitman, poetisa mediocre pero mujer
llena de inmaterial encanto, como las heroínas de Poe. Sarah vivía en
Providence, Rhode Island. Sus relaciones no cuajaron, presumiblemente debido a
los problemas de Poe con el alcohol y a su conducta errática. Existe alguna
evidencia de que la verdadera causante de la ruptura pudo ser la madre de
Whitman. Poe buscó aún la compañía de otras mujeres (Marie Louise Shew, que
había cuidado de ellos en 1846, o Annie Richmond). Hubo incluso propuestas de
matrimonio, pero que no llegaron a concretarse.
Pese a la desesperación y el
desvarío, en ese tiempo surgen de su pluma obras tan relevantes como el poema
"Ulalume" y el alucinado ensayo cosmogónico “Eureka”, décimo y último
libro publicado por el autor. En noviembre de 1848 intentará suicidarse pero
falla debido a circunstancias desafortunadas para los fines del escritor.
Finalmente el 3 de octubre de
1849, Poe fue hallado en las calles de Baltimore en estado de delirio, «muy
angustiado, y [...] necesitado de ayuda inmediata». Fue trasladado por su viejo
amigo James E. Snodgrass al Washington College Hospital, donde murió el
domingo, 7 de octubre, a las 5:00 de la madrugada. En ningún momento fue capaz
de explicar cómo había llegado a dicha situación, ni por qué motivo llevaba
ropas que no eran suyas. La leyenda, recogida por Julio Cortázar y otros
autores, cuenta que en sus últimos momentos invocaba obsesivamente a un tal
Reynolds (acaso el explorador polar que había servido de referente para su
novela de aventuras fantásticas La narración de Arthur Gordon Pym), y que al
expirar pronunció estas palabras: «¡Que Dios ayude a mi pobre alma!»…
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