Harry Potter - Golden Snitch 2

miércoles, 1 de octubre de 2014

Preámbulo - Charles Bukowski...

Escritor Estadounidense nacido en Alemania (1920), bautizado como Heinrich Karl Bukowski.
Conocido como el padre del realismo sucio, basta con observar los títulos de sus obras mas representativas para imaginarse el contenido de sus letras. 
Si se busca un escritor que logre unificar, la crudeza de la realidad, con la comedia, y un lenguaje vulgar, Bukowski es una gran alternativa. 


jueves, 25 de septiembre de 2014

Despedida de un POE-ta.


Con esta última publicación se despide el gran escritor Edgar Allan Poe de este blog, dejando por último un listado de sus obras mas representativas, citas célebres y algunas imágenes...


¡Hasta pronto Genio!.




Frases célebres...


-"Me convertí en un loco, con largos intervalos de horrible cordura".

-"Todo lo que vemos o parecemos, es realmente un sueño dentro de un sueño".

-"El hombre que quiere contemplar frente a frente la gloria de Dios en la tierra, debe contemplar esta gloria en la soledad" 

-"Tengo una gran fe en los tontos, autoconfianza le llaman mis amigos". 

-"La ciencia no nos ha enseñado aún si la locura es o no lo mas sublime de la inteligencia".

-"Lo que el mundo llama genio es el estado de enfermedad mental que nace del predominio indebido de algunas de las facultades. Las obras de tales genios no son sanas en si mismas, y reflejan siempre la demencia mental general".



Cuentos.

La máscara de la muerte roja . 



El Corazón delator. 


El retrato Oval.



La caída de la casa Usher. 




Poemas.



El Cuervo. 



Annabel Lee.  

















Los espíritus de los muertos.

-"Tu alma se encontrará sola, cautiva de los
negros pensamientos de la gris piedra tumbal;
ninguna persona te inquietará en tus horas de
recogimiento..."-

Leonore.




































Poema El Cuervo.


Una vez, al filo de una lúgubre media noche,
mientras débil y cansado, en tristes reflexiones embebido, 
inclinado sobre un viejo y raro libro de olvidada ciencia,
cabeceando, casi dormido,
oyóse de súbito un leve golpe,
como si suavemente tocaran,
tocaran a la puerta de mi cuarto.
“Es —dije musitando— un visitante
tocando quedo a la puerta de mi cuarto.
Eso es todo, y nada más.”

¡Ah! aquel lúcido recuerdo
de un gélido diciembre;
espectros de brasas moribundas
reflejadas en el suelo;
angustia del deseo del nuevo día;
en vano encareciendo a mis libros
dieran tregua a mi dolor.
Dolor por la pérdida de Leonora, la única,
virgen radiante, Leonora por los ángeles llamada.
Aquí ya sin nombre, para siempre.

Y el crujir triste, vago, escalofriante
de la seda de las cortinas rojas
llenábame de fantásticos terrores
jamás antes sentidos.  Y ahora aquí, en pie,
acallando el latido de mi corazón,
vuelvo a repetir:
“Es un visitante a la puerta de mi cuarto
queriendo entrar. Algún visitante
que a deshora a mi cuarto quiere entrar.
Eso es todo, y nada más.”

Ahora, mi ánimo cobraba bríos,
y ya sin titubeos:
“Señor —dije— o señora, en verdad vuestro perdón
imploro,
mas el caso es que, adormilado
cuando vinisteis a tocar quedamente,
tan quedo vinisteis a llamar,
a llamar a la puerta de mi cuarto,
que apenas pude creer que os oía.”
Y entonces abrí de par en par la puerta:
Oscuridad, y nada más.

Escrutando hondo en aquella negrura
permanecí largo rato, atónito, temeroso,
dudando, soñando sueños que ningún mortal
se haya atrevido jamás a soñar.
Mas en el silencio insondable la quietud callaba,
y la única palabra ahí proferida
era el balbuceo de un nombre: “¿Leonora?”
Lo pronuncié en un susurro, y el eco
lo devolvió en un murmullo: “¡Leonora!”
Apenas esto fue, y nada más.

Vuelto a mi cuarto, mi alma toda,
toda mi alma abrasándose dentro de mí,
no tardé en oír de nuevo tocar con mayor fuerza.
“Ciertamente —me dije—, ciertamente
algo sucede en la reja de mi ventana.
Dejad, pues, que vea lo que sucede allí,
y así penetrar pueda en el misterio.
Dejad que a mi corazón llegue un momento el silencio,
y así penetrar pueda en el misterio.”
¡Es el viento, y nada más!

De un golpe abrí la puerta,
y con suave batir de alas, entró
un majestuoso cuervo
de los santos días idos.
Sin asomos de reverencia,
ni un instante quedo;
y con aires de gran señor o de gran dama
fue a posarse en el busto de Palas,
sobre el dintel de mi puerta.
Posado, inmóvil, y nada más.

Entonces, este pájaro de ébano
cambió mis tristes fantasías en una sonrisa
con el grave y severo decoro
del aspecto de que se revestía.
“Aun con tu cresta cercenada y mocha —le dije—,
no serás un cobarde,
hórrido cuervo vetusto y amenazador.
Evadido de la ribera nocturna.
¡Dime cuál es tu nombre en la ribera de la Noche Plutónica!”
Y el Cuervo dijo: “Nunca más.”

Cuánto me asombró que pájaro tan desgarbado
pudiera hablar tan claramente;
aunque poco significaba su respuesta.
Poco pertinente era. Pues no podemos
sino concordar en que ningún ser humano
ha sido antes bendecido con la visión de un pájaro
posado sobre el dintel de su puerta,
pájaro o bestia, posado en el busto esculpido
de Palas en el dintel de su puerta
con semejante nombre: “Nunca más.”

Mas el Cuervo, posado solitario en el sereno busto.
las palabras pronunció, como virtiendo
su alma sólo en esas palabras.
Nada más dijo entonces;
no movió ni una pluma.
Y entonces yo me dije, apenas murmurando:
“Otros amigos se han ido antes;
mañana él también me dejará,
como me abandonaron mis esperanzas.”
Y entonces dijo el pájaro: “Nunca más.”

Sobrecogido al romper el silencio
tan idóneas palabras,
“sin duda —pensé—, sin duda lo que dice
es todo lo que sabe, su solo repertorio, aprendido
de un amo infortunado a quien desastre impío
persiguió, acosó sin dar tregua
hasta que su cantinela sólo tuvo un sentido,
hasta que las endechas de su esperanza
llevaron sólo esa carga melancólica
de ‘Nunca, nunca más’.”

Mas el Cuervo arrancó todavía
de mis tristes fantasías una sonrisa;
acerqué un mullido asiento
frente al pájaro, el busto y la puerta;
y entonces, hundiéndome en el terciopelo,
empecé a enlazar una fantasía con otra,
pensando en lo que este ominoso pájaro de antaño,
lo que este torvo, desgarbado, hórrido,
flaco y ominoso pájaro de antaño
quería decir granzando: “Nunca más.”

En esto cavilaba, sentado, sin pronunciar palabra,
frente al ave cuyos ojos, como-tizones encendidos,
quemaban hasta el fondo de mi pecho.
Esto y más, sentado, adivinaba,
con la cabeza reclinada
en el aterciopelado forro del cojín
acariciado por la luz de la lámpara;
en el forro de terciopelo violeta
acariciado por la luz de la lámpara
¡que ella no oprimiría, ¡ay!, nunca más!

Entonces me pareció que el aire
se tornaba más denso, perfumado
por invisible incensario mecido por serafines
cuyas pisadas tintineaban en el piso alfombrado.
“¡Miserable —dije—, tu Dios te ha concedido,
por estos ángeles te ha otorgado una tregua,
tregua de nepente de tus recuerdos de Leonora!
¡Apura, oh, apura este dulce nepente
y olvida a tu ausente Leonora!”
Y el Cuervo dijo: “Nunca más.”

“¡Profeta!” —exclamé—, ¡cosa diabolica!
¡Profeta, sí, seas pájaro o demonio
enviado por el Tentador, o arrojado
por la tempestad a este refugio desolado e impávido,
a esta desértica tierra encantada,
a este hogar hechizado por el horror!
Profeta, dime, en verdad te lo imploro,
¿hay, dime, hay bálsamo en Galaad?
¡Dime, dime, te imploro!”
Y el cuervo dijo: “Nunca más.”

“¡Profeta! —exclamé—, ¡cosa diabólica!
¡Profeta, sí, seas pájaro o demonio!
¡Por ese cielo que se curva sobre nuestras cabezas,
ese Dios que adoramos tú y yo,
dile a esta alma abrumada de penas si en el remoto Edén
tendrá en sus brazos a una santa doncella
llamada por los ángeles Leonora,
tendrá en sus brazos a una rara y radiante virgen
llamada por los ángeles Leonora!”
Y el cuervo dijo: “Nunca más.”

“¡Sea esa palabra nuestra señal de partida
pájaro o espíritu maligno! —le grité presuntuoso.
¡Vuelve a la tempestad, a la ribera de la Noche Plutónica.
No dejes pluma negra alguna, prenda de la mentira
que profirió tu espíritu!
Deja mi soledad intacta.
Abandona el busto del dintel de mi puerta.
Aparta tu pico de mi corazón
y tu figura del dintel de mi puerta.
Y el Cuervo dijo: “Nunca más.”

Y el Cuervo nunca emprendió el vuelo.
Aún sigue posado, aún sigue posado
en el pálido busto de Palas.
en el dintel de la puerta de mi cuarto.
Y sus ojos tienen la apariencia
de los de un demonio que está soñando.
Y la luz de la lámpara que sobre él se derrama
tiende en el suelo su sombra. Y mi alma,
del fondo de es
a sombra que flota sobre el suelo,
no podrá liberarse. ¡Nunca más!











Traducción tomada de http://www.literatura.us/idiomas/eap_cuervo.html

miércoles, 24 de septiembre de 2014

Edgar Allan Poe (1809-1849). “Un genio que en medio de la locura logró que la melancolía y la tragedia de su vida, se convirtieran en una obra magistral de la literatura”

Edgar Allan Poe, un hombre que a lo largo de su vida estuvo acompañado por el infortunio, la tristeza, y el dolor. Un personaje calificado como loco, un ser humano que al recorrer la historia de su vida, pareciera que esta fue sacada de una película trágica, en la que puede encontrarse en medio del dolor sentimientos tan sublimes y escenas enmarcadas con la belleza extraña que puede encontrarse en medio de la melancolía y la bohemia. Belleza que por cierto,  solo algunas personas logramos apreciar, esa belleza oscura un amor por lo tenebroso y lo oculto, una admiración y cierta sensación de bienestar producida por el sentimiento melancólico, por la soledad y por la decadencia en el espíritu. Hablar de estos conceptos es equivalente a hablar de POE – sía.

La vida de Poe, comienza con su nacimiento el día 19 de Enero de 1809 en Baltimore, Estados Unidos y desde los inicios de su vida se ve envuelto por el infortunio ya que un año después de su nacimiento su padre lo abandona y al año siguiente cuando Edgar solo tenía dos años fallece su madre como producto de la tuberculosis. A partir de este momento un matrimonio caritativo se encarga de adoptarlo, mientras sus abuelos en Baltimore se encargan de su hermano mayor y otra familia se encarga de su hermana.

Afortunadamente el padrastro de Edgar es un acaudalado comerciante, lo que permite que este reciba una educación privilegiada y de la mejor calidad durante el desarrollo de su vida, aunque nunca logran establecer un vínculo afectivo debido a la arrogancia que caracterizaba al padrastro de Edgar y a los constantes problemas y discusiones que mantenían los dos. Al llegar a los 16 años, Edgar encuentra su primer amor Sarah Elmira Royster, con quien mantiene una relación sentimental previo al inicio de sus estudios en la Universidad de Virginia. En una carta enviada a un amigo Sarah describe a Poe de la siguiente forma:

-“Edgar era un muchacho muy guapo, no muy hablador. De conversación agradable, pero de comportamiento más bien triste. Nunca hablaba de sus padres. Estaba muy ligado a la señora Allan, así como ella a él. Era entusiasta, impulsivo, no soportaba la menor grosería verbal”.-

En 1826 Edgar ingresa a la universidad de Virginia, donde comienza a tener contacto con el licor y los juegos de azar, y donde rompe definitivamente relaciones con su padrastro,  pero a pesar de esto despierta la admiración de sus profesores y amigos como producto de su intelecto aplicado a las lenguas y la traducción. Desafortunadamente un año después abandona la Universidad y debido a su insuficiente capacidad económica para mantenerse, decide enlistarse en las fuerzas militares donde publicó su primer libro “Tamerlan y otros poemas”, el cual era una recopilación de escritos que había comenzado a realizar desde los catorce años. Luego de varios acontecimientos Poe es expulsado de las fuerzas militares debido a su carácter, y la desobediencia de órdenes de sus superiores, este es llevado a corte marcial donde se declara inocente a sabiendas de que esto le ocasionaría el retiro permanente de la academia.

Luego de algunos años Poe entra en una etapa crucial en su vida, en la cual suceden acontecimientos que lo marcaran para siempre. Con su regreso a Baltimore Edgar se enamora de su prima Virginia Clemm, de tan solo 13 años con la cual contrae matrimonio el 22 de septiembre de 1835, durante varios años Poe vive con su tia-suegra y su esposa, además se desempeña como escritor en diferentes diarios hasta que llega una tarde de enero de 1842, en la que se produce un acontecimiento decisivo en las vidas de Poe y familia. Su esposa, Virginia, muestra los primeros signos de consunción propios de la enfermedad hoy conocida como tuberculosis. Como extraído de una añeja novela romántica, Julio Cortázar lo relata así en su biografía:

-“Poe y los suyos tomaban el té en su casa, en compañía de algunos amigos. Virginia, que había aprendido a acompañarse en el arpa, cantaba con gracia infantil las melodías que más le gustaban a «Eddie». Súbitamente su voz se cortó en una nota aguda, mientras la sangre manaba de su boca.”-

A partir de este momento, el dolor, la tristeza y la ansiedad que habían estado ocultas en la vida del escritor son liberadas, y comienza un descontrolado consumo del licor y algunas referencias apuntan al consumo de drogas como mecanismo de salida al dolor que le ocasionaba el estado de salud, de su pequeña esposa, de aquella mujer que era toda su vida y felicidad, de con quien se decía que existía un amor tan puro que la relación entre los dos nunca llegó a consumarse. 

Durante este periodo critico en la vida de Poe, surge su obra cumbre  “El Cuervo”, hasta que llegó el terrible golpe; la muerte de su esposa un 30 de Enero de 1847. A partir de la muerte de Virginia, la conducta del escritor es la del que “ha perdido su escudo y ataca, desesperado, para compensar de alguna manera su desnudez, su misteriosa vulnerabilidad». Se dice que en sus noches de dolor en medio del Licor y la oscuridad de la noche, el escritor visitaba la tumba de Virginia y amanecía al lado de la lápida de su esposa. Cada vez más inestable, intentó cortejar a otra mujer: Sarah Helen Whitman, poetisa mediocre pero mujer llena de inmaterial encanto, como las heroínas de Poe. Sarah vivía en Providence, Rhode Island. Sus relaciones no cuajaron, presumiblemente debido a los problemas de Poe con el alcohol y a su conducta errática. Existe alguna evidencia de que la verdadera causante de la ruptura pudo ser la madre de Whitman. Poe buscó aún la compañía de otras mujeres (Marie Louise Shew, que había cuidado de ellos en 1846, o Annie Richmond). Hubo incluso propuestas de matrimonio, pero que no llegaron a concretarse.

Pese a la desesperación y el desvarío, en ese tiempo surgen de su pluma obras tan relevantes como el poema "Ulalume" y el alucinado ensayo cosmogónico “Eureka”, décimo y último libro publicado por el autor. En noviembre de 1848 intentará suicidarse pero falla debido a circunstancias desafortunadas para los fines del escritor.

Finalmente el 3 de octubre de 1849, Poe fue hallado en las calles de Baltimore en estado de delirio, «muy angustiado, y [...] necesitado de ayuda inmediata». Fue trasladado por su viejo amigo James E. Snodgrass al Washington College Hospital, donde murió el domingo, 7 de octubre, a las 5:00 de la madrugada. En ningún momento fue capaz de explicar cómo había llegado a dicha situación, ni por qué motivo llevaba ropas que no eran suyas. La leyenda, recogida por Julio Cortázar y otros autores, cuenta que en sus últimos momentos invocaba obsesivamente a un tal Reynolds (acaso el explorador polar que había servido de referente para su novela de aventuras fantásticas La narración de Arthur Gordon Pym), y que al expirar pronunció estas palabras: «¡Que Dios ayude a mi pobre alma!»…



Y así terminó la historia de un alma atormentada y perseguida por el infortunio, la vida de un escritor al que solo hasta después de su muerte, le fue reconocida su grandeza y su gran aporte a la literatura, un aporte que tristemente hubiera sido imposible si la vida de Poe hubiera tenido un desarrollo diferente (mas feliz), prácticamente Poe fue un mártir de la literatura, alguien que hizo de su vida la obra más sublime.

En los escritos de este genio, se encuentra lo que no se encuentra en ningún otro escritor, Poe escribía sus sentimientos, el reflejo de lo que era su vida, su realidad y su dolor, escribía con su corazón, con la tinta de su sangre, y con el horror de sus demonios…

jueves, 18 de septiembre de 2014

Nace un blog para enamorarse de la lectura.

La lectura es una de las prácticas mas importantes que debería realizar un ser humano, la lectura permite a las personas poner a funcionar su intelecto y ejercitar un poco el cerebro dejando de un lado el tedio y la monotonía de las actividades diarias. Lastimosamente en una sociedad que actualmente se encuentra absorbida en su totalidad por la tecnología de poca o nula utilidad, nos encontramos con que no existe tiempo para apreciar las maravillas de la literatura.

El reflejo de lo que vive hoy en día nuestra sociedad, pide o mas bien ¡EXIGE A GRITOS!  que las personas LEAN, que dejen de ser parte de esa gran masa que ha permitido que sus mentes sean manipuladas y acaparadas en su totalidad por medios como la televisión, personas que han perdido o peor aún, que ni siquiera han adquirido la capacidad de volverse seres críticos y pensantes ante las diferentes situaciones que son vividas a diario. El hábito de la lectura tiene la capacidad de hacer volar la imaginación, de llevar al ser humano a lugares o situaciones que sería imposible vivir, de sumergir su mente en un universo paralelo y lograr una abstracción casi total de la realidad, de lograr vínculos o sentimientos con los personajes que se encuentran en este universo infinito de la literatura pero mas importante que todas estas sensaciones y placeres efímeros se encuentra  la adquisición de una mayor capacidad de comprensión, y análisis. Diciéndolo de una forma concreta y tomando una relación matemática de proporcionalidad, podríamos decir que la inteligencia y la cultura de una persona se puede medir por la cantidad de tiempo que le dedica a la lectura. 

Este blog busca adentrarse profundamente en todos los rincones de la literatura existente, realizando publicaciones y consultas sobre diferentes escritores, para que se pueda tener una herramienta o un menú adaptable a todos los gustos, el cual permitirá que las personas despierten ese interés por algún escritor particular con el que puedan sentirse identificados, y luego de ese contacto inicial se vean totalmente absorbidos por este universo literario que no conoce límites y que te encadena llevándote de un escritor a otro y abriendo las puertas a una fuente de conocimiento infinito. 

C.Camilo Suárez.

"Durante la hora de lectura, el alma del lector está sometida a la voluntad del escritor"
E.A Poe.